Dalradian mantiene que el impacto será mínimo. La entrada estará sombreada por árboles, las construcciones se asemejarán a las de las granjas locales y se sembrará hierba encima del vertedero, creando una nueva y bonita colina para las Sperrin (aunque sea tóxica), así que no parece que haya nada de qué preocuparse. (La autora se puso en contacto con Dalradian para solicitar más información; sus representantes de Relaciones Públicas carecían de información sobre si se usaría mercurio o no, pero tenían claro que el impacto visual sería mínimo.)
Pacificación y resistencia
La campaña ‘Save our Sperrins’ (SOS) se ha organizado para resistir pacíficamente la inminente fiebre del oro. Hasta la fecha, se han enviado 18 500 cartas de protesta a la División de Planificación Estratégica de Derry. Pero organizarse para proteger el medio ambiente ha tenido su coste. Algunas de las personas que se oponen al proyecto se han visto intimidadas por campañas difamatorias, agresiones verbales, violencia física y amenazas de muerte.
El papel del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI, por sus siglas en inglés) ha suscitado la duda de si protege los intereses de la compañía en vez de “garantizar la seguridad de las personas”, como indica su lema.
Los opositores han denunciado actos intimidatorios, vigilancia e interrogatorios por parte de la policía. Los rumores que sugieren que los opositores son disidentes republicanos peligrosos que podrían ocultar armas de fuego en su campamento de protesta podrían provenir de la policía, según los opositores, que prefieren que no se les nombre. En un caso en concreto, se aduce que la policía intentó sobornar a un opositor con el fin de que le alertara de cualquier “problema”.
La autora llevó a cabo entrevistas con algunos opositores en julio de 2019, pero no los nombra por motivos de seguridad. Las declaraciones que respaldan estos testimonios aparecen en las páginas de Facebook de la Oficina Popular de Greencastle y de Save our Sperrins. La autora solicitó repetidamente al PSNI una declaración sobre la vigilancia policial en torno a la mina, pero no recibió ninguna respuesta.
En 2016, el PSNI facturó a Dalradian Gold aproximadamente 400 000 libras por su función de escolta en el transporte de explosivos relacionados con las operaciones mineras. Las líneas entre la vigilancia policial pública y la seguridad privada se difuminan peligrosamente cuando una fuerza policial estatal puede facturar a una compañía privada por los servicios prestados.
¿Entonces a quién sirve en realidad la policía? ¿A las grandes empresas o al pueblo?
Lo que trasciende es un patrón de intimidación, acoso y vigilancia policiales, y la desaparición de las líneas que separan la vigilancia policial pública de la seguridad privada. Se trata de un ejemplo más de un modelo global de vigilancia policial del extractivismo mediante la pacificación de la resistencia. La pacificación, que se malinterpreta a menudo como seguridad, abarca un intento de vigilar policialmente los contornos del descontento mediante el cierre de espacios progresistas que persiguen desafiar el poder corporativo a través de la resistencia pacífica legítima.
¿Y ahora qué?
Ante la falta de un Gobierno en ejercicio en Irlanda del Norte, el brexit inminente y el creciente valor del oro frente al temor de otra recesión global, nadie sabe lo que va a ocurrir ahora.
Sin embargo, una cosa está clara: el espíritu de la resistencia es palpable en las colinas de Tyrone, donde el agua fluye clara y vale más que el oro para el pueblo que está dispuesto a defenderla.
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