Al centro acuden también trabajadoras sexuales y mujeres de bajos ingresos, aunque está especialmente dirigido a las mujeres que usan o se inyectan drogas, en especial teniendo en cuenta la disponibilidad limitada de servicios de salud en la región. Las mujeres pueden ir al centro en cualquier momento que esté abierto, obtener todos los servicios disponibles de forma gratuita y salir de él cuando lo deseen.
“Si te inyectas drogas, puedes ir al mostrador y obtener agujas. Si no eres usuaria y solo quieres preservativos, también los puedes recoger en el mostrador. Si tienes ganas de descansar un rato [debido a la abstinencia], también tenemos servicios de tratamiento del dolor.” – Thinzar Tun
Algo más que un simple centro de encuentro para mujeres
Hpakant es un municipio del estado de Kachin cuya población, en su mayor parte inmigrante, depende sobre todo de la minería de jade y oro. “No es fácil encontrar trabajo, ni siquiera para los graduados”, comenta Thinzar Tun, al tiempo que explica por qué la prostitución y el uso de drogas ilícitas van en auge, y por qué estos suelen asociarse con conductas de riesgo debido a la falta de servicios públicos en la zona.
Las dificultades socioeconómicas representan otro factor importante que inspiró la puesta en marcha de otro programa singular en el centro. A quienes lo tienen difícil para llegar a fin de mes, el centro ofrece cada día trabajo remunerado para 20 mujeres, que va desde la preparación de paquetes de material para el programa de distribución de agujas y jeringuillas de la red AHRN hasta la limpieza del espacio.
Las madres también pueden ir al centro con sus hijos e hijas, que pueden jugar en la parte de atrás del edificio. Si lo necesitan, las mujeres incluso pueden lavar la ropa, ducharse y asearse en el centro. En palabras de Thinzar Tun, “al final del día, has conseguido algún ingreso, has lavado la ropa y has podido cuidar de tus hijos, y siempre puedes quedarte en las sesiones diarias de cine y disfrutar del servicio de té”.
“Siempre siento algo especial cuando entro [en el centro]. Hay muchísimas interacciones” y “se respira un espíritu de comunidad y de adueñamiento colectivo”, señala la directora del centro cuando se le pregunta por la importancia de este espacio.