Fumigación y conflicto Politicas antidrogas y deslegitimación del estado en Colombia

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Las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos desata un destructivo círculo vicioso de contaminación, destrucción del sustento, migración hacia áreas más vulnerables, deforestación, desplazamiento y expansión de las áreas cultivadas.

About fumigación y conflicto

Publication type
Book
ISBN/ISSN
958 601 8741

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Prólogo: Un círculo vicioso, por Martin Jelsma

Este libro es el resultado de un estudio del Transnational Institute (TNI) y Acción Andina sobre el impacto en la sociedad y el medio ambiente de las fumigaciones químicas aéreas a los cultivos ilícitos en América Latina. El estudio concluye que la práctica de las fumigaciones aéreas desata un destructivo círculo vicioso de polución química, destrucción del sustento, migración hacia áreas incluso más vulnerables, deforestación del Amazonas, desplazamiento y expansión de las áreas de cultivos ilícitos las cuales son a su vez otra vez fumigadas, etc. En el curso de este ciclo continuo, fracasan los proyectos de desarrollo alternativo, se desgasta aún más la legitimidad estatal, se violan los derechos humanos, crece el apoyo de los campesinos a la guerrilla, etc. Por pura sensatez, y en defensa de los campesinos que ven destruido su sustento, hay que romper cuanto antes este círculo vicioso para preservar el medio ambiente y para mejorar las perspectivas de paz.

El proyecto de fumigación ha saltado a la palestra debido a las negociaciones de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno colombiano. Las aspersiones de los campos de coca y amapola con herbicidas químicos, que han ganado terreno desde el cambio de gobierno en agosto de 1998, se han vuelto el principal obstáculo del actual proceso de paz. Uno de los asuntos más urgentes en las turbulentas conversaciones de paz es cómo llegar a un acuerdo sobre los enormes cultivos de coca en áreas controladas por las FARC. Se puede estar llegando ya al punto en el que se tendrá que decidir claramente entre dos escenarios incompatibles: fumigación aérea en el contexto de la actual militarización de las operaciones antinarcóticas, o proceso de paz en el contexto de una política antidrogas de desarrollo y de “reducción del daño”. El proyecto Drogas y Paz en Colombia continúa con la investigación y trabajo de incidencia relacionados con fumigaciones. Esta página seguirá informando sobre todas las novedades que se produzcan alrededor de este tema.

Antecedentes

El proyecto comenzó en 1998 luego de que varias organizaciones campesinas y de derechos humanos de los países andinos y de Centroamérica alertaran al programa “Drogas y Democracia” del TNI y Acción Andina sobre el creciente uso de las fumigaciones químicas como programa antinarcótico en algunos países latinoamericanos. Bajo el rótulo de “Guerra a las Drogas”, las fumigaciones aéreas de sustancias químicas han llegado a ser un esfuerzo antidrogas de bastante aplicación. Por presión de los Estados Unidos, los gobiernos latinoamericanos tienden a considerar cada vez más las fumigaciones químicas como una medida efectiva de lucha contra los cultivos ilícitos, a pesar de las obvias consecuencias negativas que estas tienen sobre la sociedad, la salud y el medio ambiente. De acuerdo a la información obtenida, era de temerse que las fumigaciones químicas, por su naturaleza indiscriminada, estuvieran causando daños considerables en las regiones en donde se llevaban a cabo. El concepto de “arma” química y también biológica para controlar los cultivos de narcóticos está siendo cada vez más aceptado internacionalmente, entre otros por el UNDCP (Oficina de la ONU para la Fiscalización Internacional de las Drogas).

En ese momento no se realizó en América Latina ninguna investigación independiente sobre el impacto negativo de las fumigaciones. Por eso no se tenía una visión de conjunto sobre lo que estaba pasando al respecto. El TNI y Acción Andina se propusieron llenar el vacío, corroborar las quejas, y fortalecer las protestas con evidencias sólidas y campañas tendientes a la eliminación de los programas de fumigación como método de control a las drogas. Las preparaciones del proyecto empezaron a comienzos de 1998 con la búsqueda de la documentación existente y algunas investigaciones iniciales. Ricardo Vargas Meza (Acción Andina Colombia) preparó un documento con los primeros resultados de la información recogida en Colombia, el cual fue presentado durante la Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU que tuvo lugar en Nueva York entre el 8 y 10 de junio de 1998. [Véase el informe Earth Times]. Este mismo documento fue presentado también en el marco de la conferencia “La Guerra a las Drogas: Adictos al Fracaso”, organizada por el TNI y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), el 11 de junio de 1998 en la ciudad de Washington.

En septiembre de 1998 se inició en Colombia un estudio de campo coordinado por Ricardo Vargas. En diciembre se le pidió al equipo de América Latina Drogas y Democracia realizar una investigación sobre los efectos de las fumigaciones en México, Guatemala y Venezuela. En Colombia se han realizado misiones para juntar información sobre hechos sucedidos en los departamentos de Putumayo, Caquetá y Guaviare. Las investigaciones de campo más profundas han sido realizadas en el Medio y Bajo Caguán (departamento del Caquetá), una zona controlada por las FARC, en donde prosperó durante la pasada década la economía de la coca, y que ha sido blanco de las operaciones de fumigación. Rodrigo Velaidez, agrónomo de CIFISAM (Centro de Información Formación e Investigación para el Servicio Amazónico), una ONG de investigación y desarrollo con sede en San Vicente del Caguán, se encargó de hacer una evaluación sobre cómo afectan las fumigaciones el medio ambiente, particularmente en la cuenca amazónica. Velaidez tiene una década de experiencia de trabajo en esta difícil región. Se encargó también de los daños que le causan al medio ambiente los herbicidas que se usan contra los cultivos de coca, así como el uso de químicos en el procesamiento de la hoja de coca para sacar la pasta básica, el primer y único paso dentro del proceso de producción de cocaína que se efectúa en el lugar mismo de la producción.

En enero de 1999, Martin Jelsma (TNI) y Winifred Tate (WOLA) acompañaron a Ricardo Vargas y a Rodrigo Velaidez en un viaje por el Bajo Caguán, una de las más importantes áreas cocaleras de Colombia. Allí pudieron comprobar los efectos devastadores de las fumigaciones y la destrucción causada a los programas voluntarios de desarrollo alternativo (sustitución de cultivos). Un proyecto de sustitución de coca con árboles de caucho organizado por los cultivadores con el apoyo de CIFISAM y del sacerdote local, y en el que se había venido trabajando a lo largo de nueve años, fue fumigado y destruido en 30 minutos por los aviones del gobierno.

Las amplias conversaciones sostenidas con funcionarios ministeriales y otros pertenecientes al programa de desarrollo alternativo del gobierno (formalmente conocido como PLANTE), con la oficina local del UNDCP, con la embajada de los Estados Unidos, y con las FARC, además de un buen trabajo de colaboración con la rama local del UNDCP, el Ministerio Colombiano del Medio Ambiente, campesinos locales y organizaciones de colonizadores, y varias ONG de derechos humanos y del medio ambiente, han contribuido a crear un imprecedente y detallado cuadro de las prácticas de fumigación, de la diverdad de opiniones en materia de políticas para drogas, y de las diferentes estrategias para el proceso de paz. Los resultados del estudio se publicaron en español en noviembre de 1999 en el libro “Fumigación y Conflicto. Políticas Antidrogas y Deslegitimación del Estado Colombiano”, escrito por Ricardo Vargas. Esta investigación ha llegado a convertirse en fuente primordial en la argumentación contra las fumigaciones en Colombia. Cuando se le presentó a la prensa un resumen del libro, los principales periódicos de Colombia pusieron en cuestión la política de fumigación en sus páginas editoriales. Ricardo Vargas y Rodrigo Velaidez a la conferencia en Washington.

El 29 de octubre de 1999, WOLA y la George Washington University organizaron en Washington DC la conferencia: “Políticas Antidrogas y Perspectivas para la Paz: Erradicación y Alternativas de Desarrollo en el Sur de Colombia”. En ella Ricardo Vargas presentó su investigación sobre las fumigaciones y Rodrigo Velaidez los resultados de su caso estudiado en el Caguán sobre cultivos de coca, erradicación y medio ambiente. Klaus Nyholm, representante para Colombia y Ecuador del UNDCP, explicó los antecedente y proyectos actuales del UNDCP en Colombia. El ministro colombiano del interior, Néstor Humberto Martínez, presentó el “Plan Colombia” del gobierno, la estrategia antidrogas y de reconstrucción económica a largo plazo para el cual Colombia está buscando un apoyo amplio de la comunidad internacional. A la conferencia asistieron más de un centenar de personas y recibió bastante atención de la prensa, particularmente de la prensa colombiana.

Se está adelantando la elaboración de un documento para presentar una propuesta integral alrededor de “drogas y paz en Colombia” con el fin de hacer propuestas concretas para una vía alternativa a seguir, junto con la campaña en contra de las fumigaciones. El núcleo de la propuesta consistirá de cinco puntos, los cuales han sido discutidos durante los últimos meses con los diferentes actores involucrados en el asunto de los cultivos ilícitos y del proceso de paz:

1. La suspensión de la erradicación forzada de cultivos ilícitos y la promoción de acuerdos con las comunidades involucradas para definir condiciones específicas para la erradicación manual.

2. La descriminalización de los pequeños cultivadores de narcóticos y la creación de un foro de discusión con organizaciones legítimas.

3. Alternativas de desarrollo con un proceso gradual de sustitución de cultivos ilícitos.

4. Participación total de las comunidades a nivel local y regional en combinación con el desarrollo de un Programa para el Planeamiento Territorial y Medio Ambiental que siente los criterios para los proyectos de sustitución.

5. Completo respeto y garantías para los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, particularmente en las zonas en donde se encuentran los cultivos ilícitos alteradas por la “guerra a las drogas” y la articulación de la economía ilegal y el conflicto armado.

A comienzos de diciembre se realizaron en Colombia dos conferencias sobre “Narcotráfico, Cultivos Ilícitos y Proceso de Paz”, para presentar el libro sobre las fumigaciones, y para propiciar un amplio sobre los ingredientes de una política de drogas integral y alternativa que beneficie el proceso de paz. La primera tuvo lugar el dos de diciembre en Bogotá y reunió a unos 80 invitados especiales de varias agencias del gobierno (Ministerio del Medio Ambiente, Instituto Interamericano para la Cooperación Agrícola, Defensoría del Pueblo, Programa para el desarrollo Alternativo, etc), ONGs, y campesinos e indígenas de varios departamentos del norte y el centro de Colombia. La segunda se realizó en Florencia, en el departamento sureño del Caquetá, y fue coauspiciada por CIFISAM y el Observatorio Socio-Político de la Universidad del Amazonas en Florencia. Buena parte de entre los 70 participantes estuvo constituida por representantes de campesinos y colonizadores de varias municipalidades de los departamentos amazónicos del Caquetá y el Putumayo.

Mientras tanto, el concepto de “arma” biológica para combatir los cultivos ilícitos parece estar siendo cada vez más aceptado internacionalmente, entre otros por los Estados Unidos, el UNDCP y el Reino Unido, los cuales se han involucrado fuertemente en el desarrollo de micoherbicidas con fines antinarcóticos. Los hongos están siendo presentados como “alternativas seguras para el medio ambiente” para reemplazar los herbicidas químicos. Este paso, y el inicio de dos experimentos a campo abierto, en Uzbekistán y en Colombia, han forzado al TNI y a Acción Andina a emprender otras investigaciones y a incluir este asunto en la campaña.

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