Cuna del neoliberalismo, Chile continúa despertando el interés de intelectuales, militantes y colectivos progresistas de todo el mundo, como lo acaban de demostrar los innumerables actos conmemorativos por los 50 años del golpe civil militar que derrocó el gobierno de la Unidad Popular encabezado por el Presidente Salvador Allende. El país que emergió entonces -y evolucionó hasta el presente- configura un espacio histórico, cultural y político que representa múltiples desafíos y complejidades para quienes se aproximan a la realidad desde la convicción honesta de que otro mundo es posible.
Enfrentar tales desafíos y complejidades desde los territorios, a través de sus gobiernos locales, demanda esfuerzos adicionales por la insuficiencia crónica de recursos materiales y humanos a su disposición para cumplir la función de primera línea de la acción pública.
Recoleta es una comuna urbana ubicada en el sector norte de la ciudad de Santiago de Chile. Creada en 1991, la comuna de Recoleta tiene una población estimada
de 156 mil habitantes, de las cuales 80 mil son mujeres1. Más del 20 % de sus habitantes son migrantes2, en su inmensa mayoría de países de América Latina (Perú, Colombia, Venezuela y otros); aunque históricamente también ha acogido a comunidades provenientes de Palestina, Corea y otras naciones de Asia. Por otra parte, casi un 11 % de la población de Recoleta pertenece a un pueblo originario de Chile (principalmente mapuche, con un 8,4 %); y un porcentaje aún indeterminado a otros pueblos originarios de América. De acuerdo a la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) 2015, casi un 14 % de las y los recoletanos tienen ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Si se considera la tasa de pobreza multidimensional3, esta cifra supera el 26 %.
Desde 2012, la Municipalidad de Recoleta es dirigida por el Alcalde Daniel Jadue, militante del Partido Comunista de Chile, quien finalizará su tercer período en diciembre de 2024. Durante su gestión, el gobierno local ha impulsado diversas iniciativas que buscan garantizar el acceso universal a los derechos básicos por parte de sus habitantes, destacando entre ellas la farmacia, la óptica y la inmobiliaria popular.
La Universidad Abierta de Recoleta, UAR, es otra de las iniciativas impulsadas por un gobierno comunal cuyo objetivo no es solo administrar una municipalidad, sino que transformar la realidad de los vecinos y vecinas. Para que esta transformación social sea posible, no basta solo con invertir más recursos, o mejorar la gestión.
Se necesita aprovechar todos los saberes y las inteligencias de ciudadanas y ciudadanos, para lo cual se requiere que las personas cuenten con información y conocimientos para abordar sus problemas y desafíos, tengan acceso a la cultura y cuenten con espacios donde intercambiar saberes y experiencias. Por otra parte y de forma complementaria, los directivos, profesionales, técnicos y funcionarios municipales demandan formación continua y un conocimiento diagnóstico localizado de la realidad en la que les corresponde ejercer sus funciones.
En suma, el desafío es que los y las ciudadanas tengan acceso a la educación a lo largo de toda su vida, y que las autoridades y los trabajadores de los gobiernos locales dispongan del conocimiento y las herramientas técnicas necesarias no solo mejorar la gestión, sino que para transformar la realidad. No es otra la misión de la UAR tras décadas de políticas educativas neoliberales: romper las lógicas mercantiles que gobiernan la educación superior y así democratizar el conocimiento, poniéndolo al servicio de la comunidad de Recoleta, de Chile y el mundo.
En las siguientes páginas se ofrece una síntesis del quehacer de Universidad Abierta de Recoleta ad portas de cumplir su quinto aniversario.
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